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Mostrando entradas de diciembre, 2023

Será grande ante el Señor

Meditación sobre Lc 1,1-25 San Lucas abre su Evangelio con un prólogo que tiene una particular calidad teológica y literaria: Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelas por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido. El relato del evangelista comienza con el anuncio del nacimiento de Juan. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote por nombre Zacarías, del turno de Abías, cuya mujer, descendiente de Aarón, se llamaba Isabel. Eran ambos justos ante Dios, y caminaban irreprensibles en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos de avanzada edad. La referencia a Herodes, rey de Judea, no deja de ser iró

Dios es Amor

Meditación sobre 1 Jn 4,7-21 Lo que vamos a escuchar ahora contiene una poderosa revelación. Son palabras de una riqueza inagotable que hay que meditar una y otra vez en la oración. Queridísimos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.     En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene, en que Dios envió al mundo a su Hijo Único para que recibiéramos por Él la vida.  En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.  San Juan nos invita a recorrer el camino que nos introduce en la comunión de conocimiento de amor y de vida del Dios que es Amor. El Dios de los cristianos no es un sujeto solitario, mudo porque no tiene con quién hablar, y ajeno al amor porque no tiene a quien querer; un individuo encerrado en sí mismo desde toda la eternidad. Dios es comuni

El que me odia a mí, también odia a mi Padre

Meditación sobre Jn 15,12-25 Después de decirnos que permaneceremos en su amor si guardamos sus mandamientos, Jesús nos revela: “Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como Yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que Yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.     No me habéis elegido vosotros a mí, sino que Yo os he elegido a vosotros, y os he destinado a que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi Nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros”. Jesús comienza y termina dejándonos su mandamiento. La Cruz será el testimonio de que el Hijo de Dios ha venido al mundo para darnos el poder de amarnos como Él nos ama y de llegar a ser sus amigos. Su mandamiento es la puerta para

Yo te alabo, Padre

Meditación sobre Mt 11,25-30 Cuando llevaba ya tiempo anunciando el Reino de Dios, Jesús dirigió unas palabras muy duras a las ciudades donde había predicado con más abundancia:  ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.   No es una condena; el Hijo de Dios ha venido al mundo a salvar, no a condenar. Es una advertencia fuerte de lo que les espera a estas ciudades tan privilegiadas si no se convierten. ¿Cuál fue la reacción de Jesús ante el fracaso de su misión?

¿Eres tú el que ha de venir?

Meditación sobre Mt 11,2-15  Juan envía a sus discípulos a hacerle a Jesús la pregunta decisiva. La que todo hombre, del modo que solo Dios conoce, le hará en algún momento de su vida. Porque todos oímos hablar de las obras de Cristo, que son obras de justicia y de verdad, de misericordia y de vida, obras que brotan del amor a Dios.  Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?”     Jesús les respondió: “Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva. Y bienaventurado aquel que no halle escándalo en mí.” El Bautista está desconcertado. Sabe que Dios le ha enviado como precursor para preparar el camino del que ha de venir, pero el modo como ha entendido su misión tiene poco que ver con el comportamiento de Jesús. Juan ha clamado: Raza de víboras,

Yo soy el Pan vivo

Meditación sobre Jn 6,22-71 Con cinco panes de cebada y dos peces Jesús ha alimentado a una enorme muchedumbre. Al día siguiente estas gentes buscan a Jesús: Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había entrado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Llegaron otras barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan después que rezó el Señor la acción de gracias. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús.   Y lo encuentran: Al encontrarlo a la orilla del mar, le dijeron: “Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?” Jesús les respondió: “En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el q