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Mostrando entradas de febrero, 2024

Tres invitaciones a la conversión

Meditación sobre Lc 12,54-13,5 Vamos a meditar tres invitaciones que Jesús nos dirige a la conversión. La primera se mueve en el horizonte de la creación:  Decía a las multitudes: “Cuando veis que sale una nube por el poniente, enseguida decís: «Va a llover», y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: «Viene bochorno», y también sucede. ¡Hipócritas! Sabéis interpretar el aspecto del cielo y de la tierra: entonces, ¿cómo es que no sabéis interpretar este tiempo?” Este tiempo del que Jesús habla es tiempo de cambio profundísimo. Está a punto de abrirse el cielo nuevo y la tierra nueva que contempla el vidente del Apocalipsis: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Vi también la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, ataviada como una novia que se engalana para su esposo. Y oí una fuerte voz procedente del trono que decía:     «Ésta es la morada de Dios con los hombres: Habita

La Venida de Cristo

  Meditación sobre Lc 12,35-48 Jesús nos da muchos consejos. Son consejos escatológicos –no sapienciales– que se ordenan a nuestra salvación, a llevarnos con Él a la casa de su Padre Dios. Y al Señor le da mucha alegría comprobar que obedecemos lo que nos dice que, como en el caso de estas palabras que le vamos a escuchar, cuando vuelve a casa nos encuentra haciendo lo que nos ha pedido. Y no solo una vez sino hasta la tercera vigilia. Y es que Jesús ha venido a hacernos felices a los hombres, y llamarnos a su servicio es la forma, la única forma, de conseguirlo. Escuchemos sus consejos: “Tened ceñidas vuestras cinturas y encendidas las lámparas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentr

Yo os digo

Meditación sobre Lc 11,5-13 Nos dice San Lucas que, viendo a Jesús hacer oración, uno de sus discípulos le pidió: “Señor, enséñanos a orar”. Jesús les enseña el Padrenuestro. Pero no se detiene ahí. Les dijo también: “¿Quién de vosotros que tenga un amigo y acuda a él a medianoche y le diga: «Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío me ha llegado de viaje y no tengo qué ofrecerle», le responderá desde dentro: «No me molestes, ya está cerrada la puerta; los míos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos»? Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su importunidad se levantará para darle cuanto necesite”. Precioso relato que Jesús dirige al que tenga un amigo, al que tenga la experiencia de tener que satisfacer las necesidades de un amigo. Es un relato que respira amistad. Tres veces utiliza Jesús la palabra amigo en los primeros versículos. El amigo que llega necesita ayuda, al que acude no se la puede dar, y este va al que, con incomodid

Tres consejos de Jesús

Meditación sobre Mt 7,13-23  Nos acercamos al final del Sermón de la Montaña, el primero de los cinco grandes discursos en los que San Mateo reúne las enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios. En este final, bajo la perspectiva del Juicio, Jesús nos da tres consejos que señalan las condiciones exigidas para entrar en el Reino de Dios.  “Entrad por la puerta angosta, porque amplia es la puerta y ancho el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por ella. ¡Qué angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la Vida, y qué pocos son los que la encuentran!”. La clave es la puerta. ¿Por qué puerta ha entrado Jesús? Por la puerta de la Cruz, que es entrar por la puerta de la Voluntad de Dios, por la puerta del Amor obediente y humilde a su Padre. Esa es la puerta angosta que conduce a la Vida. No hay otra. Es la única puerta que se abre al estrecho camino en el que encontraremos las pisadas de Cristo que nos llevarán a la Casa del Padre. Qué pena da oír las úl

Lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor

Meditación sobre Lc 2,21-39 El Hijo de Dios ha venido al mundo para hacer la voluntad del Padre que le ha enviado; para eso cuenta, desde el principio, con la inestimable colaboración de María y José, que le dieron el nombre que Dios había elegido para Él y lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor: Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circuncidar al Niño le dieron por nombre Jesús, impuesto por el ángel antes de ser concebido en el seno materno. Y cumplidos los días de la purificación según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está mandado en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor»; y para presentar como ofrenda un par de tórtolas o dos pichones El Hijo de Dios es ahora Hijo de Israel. Ésta gloria no se la podrá quitar nadie al pueblo de Dios. A esta gloria se ordenan todas las innumerables bendiciones que, desde la elección de Abraham, Israel ha recibido de Dios. Con la obediencia de Jesús a su Padre i

Jesús nos invita a escucharle

Meditación sobre Lc 6,43–49 Nos dice San Lucas que Jesús, en aquellos días salió al monte a orar y pasó toda la noche en oración a Dios . Ahí arraiga el Discurso del Llano que el Señor va a terminar con dos metáforas preciosas. La primera pertenece al mundo de la naturaleza: “No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni tampoco árbol malo que dé buen fruto. Pues cada árbol se conoce por su fruto; no se recogen higos de los espinos, ni se vendimian uvas del zarzal. El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo de su mal tesoro saca lo malo: porque de la abundancia del corazón habla su boca. ¿Por qué me llamáis: «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?  El Libro del Génesis nos dice que, una vez que el pecado entró en el mundo, El Señor, al ver cuánto había crecido la maldad del hombre sobre la tierra, y que todos los pensamientos de su corazón tendían siempre al mal, se arrepintió de haber hecho al hombre sobre la tierra, y se entristeció en el corazón . Ahora Jesús