Meditación sobre Lc 1,1-25 San Lucas abre su Evangelio con un prólogo que tiene una particular calidad teológica y literaria: Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelas por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido. El relato del evangelista comienza con el anuncio del nacimiento de Juan. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote por nombre Zacarías, del turno de Abías, cuya mujer, descendiente de Aarón, se llamaba Isabel. Eran ambos justos ante Dios, y caminaban irreprensibles en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos de avanzada edad. La referencia a Herodes, rey de Judea, no deja de ser iró
Meditaciones para amigos