La Sagrada Escritura se abre diciéndonos: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas . En ese principio resuena la palabra de Dios; cada uno de los días en los que el autor del relato estructura la creación se abre con un: Dijo Dios . El primero es: Dijo Dios: ‘Haya luz’, y hubo luz . Y al ritmo del decir de Dios, de ese decir que brota del corazón del Creador y es portador de su amor por nosotros, va surgiendo esa obra resplandeciente de belleza y de orden, rebosante de vida, que es la Creación. Cuando todo está preparado, el último decir creador es: Dijo Dios: ‘Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra’ (...). Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla (...). Y así fue . Vio Dios cuanto había he
Meditaciones para amigos