Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2023

Mi Sangre de la Alianza

Meditación sobre Mc 14,22-25 Estamos en el Cenáculo, en la Cena del Señor: Mientras cenaban tomó pan, y después de pronunciar la bendición lo partió, se lo dio a ellos, y dijo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Tomó luego el cáliz, y dadas las gracias, se lo dio y bebieron todos de él. Y les dijo: “Ésta es mi Sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios”. Pocas horas después, en el Calvario, Jesús manifestará el realismo de sus palabras. La Resurrección pondrá de relieve que Dios ha aceptado la ofrenda que Jesús le hace de su vida por nosotros. Y la Sangre de Cristo es Sangre de la Alianza, Sangre derramada que es fuente de todos los bienes para el cristiano, y Sangre que abre la puerta del banquete en el Reino de Dios. Estas palabras de Jesús nos llevan al pecado del origen. La historia de Caín y Abel, tal como la cuenta el libro del Génesis, revela el verdadero rostro del

El encuentro con María Magdalena

Meditación sobre Jn 20,1-18  Amanece el Domingo de Resurrección. Movida por el amor a Jesús y por el deseo de prestarle un último servicio, María se dirige al sepulcro. El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro, cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: “Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto”. Amanece el día que ya no tendrá ocaso. María es la primera persona que lleva a los apóstoles la novedad del sepulcro vacío. Pedro y Juan toman en serio la noticia: Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su

Eucaristía y traición

Meditación sobre Mc 14,12-31 Cuando Jesús sabe que ha llegado su hora ya lo tiene todo preparado; marcha al encuentro de la Cruz con plena conciencia y total libertad.  El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?” Y envía a dos de sus discípulos y les dice: “Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle, y allí donde entre decid al dueño de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos? Él os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los preparativos para nosotros”. Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua. Los dos discípulos manifiestan plena confianza en su Maestro, y su confianza no les defrauda: lo encontraron todo tal como el Señor les había dic

Se puso a hacer oración

Meditación sobre Mc 1,35-39 Después de la intensa jornada del sábado en Cafarnaúm, el evangelista nos dice: De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.  Jesús busca la hora y el lugar para, envuelto en la oscuridad y en el silencio, estar a solas con su Padre Dios. Con Jesús viene al mundo una nueva oración: la oración del Hijo único. No un nuevo modo ni una nueva técnica, sino una nueva oración. Una oración que es manifestación de la comunión de vida del Padre y el Hijo. En el Cenáculo, a punto ya de volver al Padre, San Juan nos dice que Felipe le pide: Señor, muéstranos al Padre y nos basta . Jesús le responde: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que

Unción de Jesús en Betania

Meditación sobre Mc 14,1-11 Desde el inicio del ministerio público del Señor, pesa sobre Él la amenaza de muerte. Esta amenaza es el marco del encuentro de Jesús con una mujer.  Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y darle muerte. Pero se decían: “Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo”.  Jesús lleva tres años proclamando, con obras y palabras, el Evangelio de Dios. Ahora, tan cerca ya de la Pasión, una mujer viene, en nombre de todos los que acogerán el Evangelio a lo largo de los siglos, a agradecerle al Señor su obra. Estando Él en Betania, en casa de Simón el leproso, recostado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, de mucho precio; quebró el frasco y lo derramó sobre su cabeza.     Había algunos que se decían entre sí indignados: “¿Para qué este despilfarro de perfume? Se podía haber vendido este perfume por más de trescientos denarios

La venida del Hijo del Hombre

  Meditación sobre Mc 13,1-37 Dos días antes de la Pascua y los Ácimos Jesús dirige al grupo de sus íntimos un largo y difícil discurso que tiene, como revelación culminante, el anuncio de su Venida con gran poder y gloria para reunir a sus elegidos. El motivo del discurso es un comentario sobre el Templo:  Al salir del Templo, le dice uno de sus discípulos: “Maestro, mira qué piedras y qué construcciones”. Jesús le dijo: “¿Ves estas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida”.  Durante siglos el Templo de Jerusalén ha sido el único lugar en el mundo donde se ha dado culto al verdadero Dios y, gracias a ese culto, todo lo bueno que ha habido en todos los santuarios de la tierra ha llegado ante Dios. Ahora Jesús dice: No quedará piedra sobre piedra . Entonces, ¿hay algo permanente en este mundo? Sí. Las palabras del Señor que, en este mismo discurso nos dirá: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán . Por eso nos vamos a centrar en la