Meditación sobre Mc 14,22-25 Estamos en el Cenáculo, en la Cena del Señor: Mientras cenaban tomó pan, y después de pronunciar la bendición lo partió, se lo dio a ellos, y dijo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Tomó luego el cáliz, y dadas las gracias, se lo dio y bebieron todos de él. Y les dijo: “Ésta es mi Sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios”. Pocas horas después, en el Calvario, Jesús manifestará el realismo de sus palabras. La Resurrección pondrá de relieve que Dios ha aceptado la ofrenda que Jesús le hace de su vida por nosotros. Y la Sangre de Cristo es Sangre de la Alianza, Sangre derramada que es fuente de todos los bienes para el cristiano, y Sangre que abre la puerta del banquete en el Reino de Dios. Estas palabras de Jesús nos llevan al pecado del origen. La historia de Caín y Abel, tal como la cuenta el libro del Génesis, revela el verdadero rostro del
Meditaciones para amigos