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Mostrando entradas de mayo, 2021

Entrada mesiánica en Jerusalén

  Meditación sobre Jn 12,12-19 Después del prólogo con el que abre su evangelio, San Juan nos dice:  Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: ¿Quién eres tú? Él confesó, y no negó; confesó: Yo no soy el Cristo . El Bautista tiene claro que a las autoridades judías sólo les interesa saber si él se tiene por el Mesías. No, no es el Mesías, pero sí es el que dará testimonio del Ungido: Juan dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre Él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo”. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios . Jesús el Mesías, el Hijo de David al que se refiere el ángel Gabriel el día de la Anunciación: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en

Conviene que muera un hombre

Meditación sobre Jn 11,46-57 Después de la jornada en Betania, donde Jesús ha revelado que la gloria de Dios es la vida del hombre, el evangelista nos lleva ahora a Jerusalén. Va a ser un día triste de esta ciudad que tanta importancia ha tenido en la primera Alianza. Todo comienza con algunos testigos de lo sucedido en Betania. San Juan había terminado diciendo: Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él. Y continúa: Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: “¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación”. Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: “Vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no

Yo soy Hijo de Dios

  Meditación sobre Jn 10,22-42 Otra vez está Jesús enseñando en el Templo de Jerusalén. La profunda revelación que vamos a escuchar brota de la pregunta que le hacen los judíos. Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: ¿Hasta cuándo vas tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.  Jesús va a responder a esta pregunta, pero no del modo que esperaban los judíos. No hubiera servido de nada, porque ellos tienen un concepto del Mesías –más bien varios, según los grupos– que no responde al designio de Dios. Jesús va a revelar lo que significa que él sea el Cristo, el Ungido con el Espíritu Santo al que el Padre ha enviado al mundo. Va a insistir en que son sus obras las que dan testimonio de que Él es el Cristo; con sus obras lo está diciendo desde el principio. Jesús les respondió: Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en n

El encuentro con el ciego de nacimiento

Meditación sobre Jn 9 Predicando el Evangelio de Dios en el Templo de Jerusalén, Jesús dice: Yo soy la Luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida . Con este horizonte escuchamos el encuentro del que es la luz del mundo con un hombre nacido ciego: Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy Luz del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego y le dijo: Vete, lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir Enviado). Él fue, se lavó y volvió ya viendo. Jesús realiza una obra de Dios. Y las obras de Dios no se limitan a la dimensión biológ