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Mostrando entradas de septiembre, 2023

Dios ha visitado a su pueblo

Meditación sobre Lc 7,11-17 Después del encuentro de Jesús con el centurión que tuvo lugar en Cafarnaúm, el evangelista nos dice: Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con Él sus discípulos y una gran muchedumbre. Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre –que era viuda–, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: “No llores”. Y acercándose tocó el féretro; los que lo llevaban se pararon. Y dijo: “Joven, a ti te digo, levántate”. El muerto se incorporó y se puso a hablar. Y se lo dio a su madre.  A la salida de Naím parece que se encuentran dos muchedumbres. No. Realmente se encuentran dos personas: Jesús y una mujer. El encuentro lo provoca la mirada de Jesús, mirada que brota de su corazón, donde habita la plenitud de la compasión de Dios. Por eso no ve la muchedumbre ni el alboroto; ve las lágrimas de la madre. Nadie le pide

Estos son mi madre y mis hermanos

Meditación sobre Mc 3,31-35  Nos dice San Juan que, justo después del encuentro con la samaritana los discípulos, que han ido al pueblo a comprar comida y ya han vuelto, se preocupan de que Jesús coma algo. El Señor les paga ese interés con una poderosa revelación: Los discípulos le insistían diciendo: “Rabbí, come”, pero Él les dijo: “Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis”. Los discípulos se decían unos a otros: “¿Le habrá traído alguien de comer?” Les dice Jesús: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” .  Jesús nos deja su biografía en unas pocas palabras. Él es el enviado del Padre, y hacer su voluntad hasta el final es la razón de ser y lo que da sentido y valor a su vida. En Belén, en el taller de Nazaret, predicando en las sinagogas de Galilea, en la Cruz, en el Sagrario, Jesús está cumpliendo la voluntad de su Padre y llevando a cabo su obra. Ése es su alimento, y es lo que da valor Redentor a la vida de Jesús. Con el hor

El Reino del Hijo de su Amor

Meditación sobre Col 1,1-20 Desde que se encontró con Jesús camino de Damasco, Pablo tiene clara conciencia de quién es él y de cuál es su misión en la vida. Esa clara conciencia aparece en el comienzo de su Carta: Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo el hermano, a los santos de Colosas, hermanos fieles en Cristo. Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre. También en el saludo revela Pablo la muy alta opinión que tiene de los cristianos de Colosas y lo que, en consonancia con esa opinión, pide a Dios para la familia cristiana, hermanos de Cristo e hijos de Dios Padre. Después del saludo, la acción de gracias: Damos gracias sin cesar a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por vosotros en nuestras oraciones, al tener noticia de vuestra fe en Cristo Jesús y de la caridad que tenéis con todos los santos, a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos, y acerca de la cual fuisteis ya instruidos por la palabra de la verdad, el Evangeli

Perdonar de corazón

Meditación sobre Mt 18,21-35  En cierta ocasión se acercó Pedro a Jesús y le preguntó: “Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano si peca contra mí? ¿Hasta siete veces?” Dícele Jesús: “No digo Yo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. En la Escritura el número siete hace referencia a algo acabado y perfecto. Setenta veces siete significa: siempre; perdona sin límite. La fórmula elegida por Jesús nos lleva al origen, al canto de Lámec:  Dijo, pues, Lámec a sus mujeres:  “Adá y Selá, oíd mi voz;  mujeres de Lámec,  dad oído a mis palabras.  Por una herida maté a un hombre,  y a un muchacho por un rasguño;  pues Caín será vengado siete veces,  Lámec lo será setenta veces siete” . Este terrible canto es expresión de la venganza –el rechazo radical del perdón– que se va adueñando del mundo a raíz del pecado; esa venganza enloquecida transforma la historia en un gigantesco río de sangre. La Redención es un largo camino desde el canto de Lámec hasta las palabras de Jesú

Cristo Jesús es Señor

Meditación sobre Flp 2,1-11 El Apóstol nos presenta un magnífico cuadro de lo que debe ser la vida de la Iglesia, donde expresa la esperanza que tiene puesta en sus queridos filipenses y la confianza en que colmen su alegría. Así, pues, os conjuro en virtud de toda exhortación en Cristo, de toda persuasión de amor, de toda comunión en el Espíritu, de toda entrañable compasión, que colméis mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos. Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás. Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús. Qué importancia da Pablo a la unidad entre los cristianos, esa unidad que no se impone desde fuera sino que es fruto de la comunión en el Espíritu y consecuencia de tratar a todos con los mismos sentimientos de Cristo Jesús.  Ahora, recurriend

Señor del sábado

Meditación sobre Mc 2,23-3,6 Vamos a escuchar el relato de dos desencuentros de Jesús con los fariseos con motivo del sábado. Son poderosas escenas de revelación. Caminando Él a través de las mieses en día de sábado sus discípulos, mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: “Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido?” Y les dijo: “¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de Dios bajo el pontífice Abiatar y comió los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a los suyos?” Y añadió: “El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. Y señor del sábado es el Hijo del hombre”. Jesús se dirige de modo principal a sus apóstoles. Como siempre. La tarea de Jesús es formar a estos hombres para la misión que les va a encargar de dar testimonio de Él. Así se lo dijo en el Cenáculo, cuando estaba a punto de encaminarse