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Mostrando entradas de 2021

La Palabra de Dios

La Sagrada Escritura se abre diciéndonos:  En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas . En ese principio resuena la palabra de Dios; cada uno de los días en los que el autor del relato estructura la creación se abre con un: Dijo Dios . El primero es: Dijo Dios: ‘Haya luz’, y hubo luz . Y al ritmo del decir de Dios, de ese decir que brota del corazón del Creador y es portador de su amor por nosotros, va surgiendo esa obra resplandeciente de belleza y de orden, rebosante de vida, que es la Creación. Cuando todo está preparado, el último decir creador es:  Dijo Dios: ‘Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra’ (...).  Y creó Dios al hombre a su imagen,  a imagen de Dios lo creó;  varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla (...). Y así fue . Vio Dios cuanto había he

Dios Salvador nuestro

Meditación sobre 1 Tim 1,12-17 El Apóstol abre la carta diciendo: Pablo, apóstol de Cristo Jesús, por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo mío en la fe. Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Después dedica un largo párrafo a explicar por qué le pidió a Timoteo que se quedase en Éfeso. Y continúa: Doy gracias al que me dio fuerzas, a Cristo Jesús Señor nuestro, porque me consideró digno de su confianza, poniéndome en el ministerio a mí, que antes fui un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero encontré misericordia porque obré por ignorancia en mi infidelidad. Y la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí, juntamente con la fe y la caridad que están en Cristo Jesús. Cómo le agradece Pablo a Cristo Jesús que haya confiado en él. La ignorancia no es inocencia; el mal hecho queda hecho y, como el mal tiene vida propia, sigue haciendo el mal. Pero la ignorancia tampoco es la impied

Los nombres de Jesucristo

Meditación sobre Ap 1,1-8 El libro del Apocalipsis se abre diciendo: Revelación de Jesucristo. Se la concedió Dios para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto, y envió a su Ángel para dársela a conocer a su siervo Juan, el cual ha atestiguado la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo; todo lo que vio.     Bienaventurado el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía y guarden lo escrito en ella, porque el tiempo está cerca. Juan nos dice que este libro es testimonio de la revelación que tiene su principio en Dios y procede de Jesucristo. Y como Jesucristo al revelar se revela, el libro es una profunda revelación del Misterio de Jesucristo. Por eso la bienaventuranza: leer, escuchar, y vivir esta revelación de Jesucristo es el camino de la vida eterna. Y la advertencia: con Cristo ha llegado la plenitud de los tiempos; estamos ya en la hora escatológica; Dios decidirá cuándo nos llegará a cada uno la hora de dar cuenta de nuestra vida. El Apocalipsis ti

Alégrate, llena de gracia

Meditación sobre Lc 1,26-31 La etapa de la historia de la Salvación que se extiende desde el pecado del origen hasta la Anunciación se puede considerar que comienza con la palabra que Dios dirigió a Eva: ¿Por qué lo has hecho? No es una amenaza, es la expresión de la tristeza de Dios de la que nos habla un poco más adelante en el mismo libro del Génesis: El Señor, al ver cuánto había crecido la maldad del hombre sobre la tierra, y que todos los pensamientos de su corazón tendían siempre al mal, se arrepintió de haber hecho al hombre sobre la tierra, doliéndose grandemente en el corazón . Y este dolor del corazón de Dios le lleva a compadecerse de nosotros y a poner en marcha la Redención. La etapa que se inició con la palabra llena de tristeza a Eva culmina con la palabra llena de alegría que, por medio del ángel Gabriel, Dios dirige a María: Alégrate, llena de gracia . Es la palabra desde que la muerte entró en el mundo la humanidad estaba esperando. Es la palabra que expresa y

El Sí y el Amén

Meditación sobre 2 Cor 1,18-22 Pablo escribe a los corintios que no es la sabiduría de este mundo lo que guía su conducta: Porque ésta es nuestra gloria: el testimonio de nuestra conciencia de que nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre vosotros, con la santidad y sinceridad que vienen de Dios, no con sabiduría carnal sino con la gracia de Dios. Ojalá pudiéramos decir todos los cristianos que nos hemos comportado siempre con la santidad y sinceridad que vienen de Dios. Cambiaríamos el mundo como lo cambió, y lo sigue cambiando, san Pablo. Por eso, cuando el Apóstol se ve obligado a realizar un cambio de planes en su visita a Corinto, les dice: Al proponerme esto, ¿obré a la ligera? O lo que yo me he propuesto, ¿me lo propuse llevado de sentimientos humanos, de manera que haya en mí sí y no? ¡Por la fidelidad de Dios!, que la palabra que os dirigimos no es sí y no. Porque el Hijo de Dios, Cristo Jesús, a quien os predicamos Silvano, Timoteo y yo, no fue sí y no; en Él no

Entre dos mujeres

La primera etapa de la Historia de la Salvación –larguísima etapa– se mueve entre dos acontecimientos que tienen como protagonistas a dos mujeres. El que abre esta primera etapa es el pecado de Eva; el que la cierra, la Anunciación a María. La luz para entender estos dos acontecimientos es la relación de esas dos mujeres con Dios y con su Palabra. La primera mujer es la que, ante la prueba, cuando tuvo que elegir, rechazó el obedecer a Dios:  Dios impuso al hombre este mandamiento: De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio . Eva acogió la palabra de la serpiente: De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal . No se fió de Dios, sino de su propio juicio:  Como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr s

No temas; tan sólo ten fe

Meditación sobre Mc 5,21-43 Los Evangelios están cuajados de encuentros de Jesús con muy diversas personas. Revelan así la razón de la Encarnación del Hijo de Dios, que ha venido a encontrarse con cada uno para llevarnos a la casa de su Padre. El cristianismo es un encuentro personal con Jesucristo. En esta página de Marcos vamos a asistir a tres encuentros del Señor. El primero:  Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a Él mucha gente. Él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga llamado Jairo y, al verle, cae a sus pies y le suplica con insistencia diciendo: “Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva”. Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. El amor a su hija mueve a este hombre a ir al encuentro de Jesús. Qué acertado está. Jesús ha venido al mundo a traernos la vida que Él recibe del Padre. Sólo en Él hay salvación y vida, que nunca nos negará si se la pedimos con