Meditación sobre Mt 4,1-11 San Mateo termina el relato del bautismo de Jesús en el Jordán diciendo: Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre Él. Y una voz que salía de los cielos decía: “Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco”. La poderosa revelación de quién es Jesús que contiene esta página va a quedar subrayada por el encuentro del Señor con Satanás: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes”. Mas Él respondió: “Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»”. Jesús no obra desde ninguna instancia extraña. Jesús es el Hijo amado. Obra desde el Padre; vive de toda palabra que sale de la boca
Meditaciones para amigos