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Mostrando entradas de marzo, 2025

Vengo a hacer tu voluntad

  Meditación sobre Heb 10,1-18 Otra vez, a la ineficacia de los ritos y sacrificios repetidos con frecuencia según la ley de Moisés, contrapone el autor de la Carta a los Hebreos el único y eficaz Sacrificio de Cristo Jesús. No conteniendo, en efecto, la Ley más que una sombra de los bienes futuros y no la realidad de las cosas, no puede nunca, mediante unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, dar la perfección a los que se acercan. De otro modo, ¿no habrían cesado de ofrecerlos, desde el momento que los que ofrecen ese culto no tendrían ya conciencia de pecado una vez purificados? Al contrario, con esos sacrificios se renueva de año en año el recuerdo de los pecados. Es imposible, de hecho, que la sangre de toros y machos cabríos elimine los pecados.   La Ley, que todo lo que contiene son sacrificios de toros y machos cabríos, no es más que una sombra de los bienes futuros. Por eso los sacrificios que Israel ha ofrecido a Dios durante siglos según la ley...

¿Qué Dios hay como Tú?

  Meditación sobre Miq 7 ¿Para qué nos ha enviado Dios a su Hijo? ¿Para qué ha venido el Hijo de Dios al mundo? Jesús nos va a responder a esta doble pregunta: primero nos dirá a qué no ha venido; luego, cuando nos dice a qué ha venido, sus palabras son escalofriantes: “No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él”. En estas palabras de Cristo, en las que deja claro que lo único realmente importante en nuestra vida es la relación personal con Él, culmina lo que el oráculo de Miqueas, el último de los cuatro grandes profetas escritores del siglo VIII, ya nos había anticipado: No creáis al prójimo,  no confiéis en el amigo;  guarda las puertas de tu boca  hasta de la que se acuesta en tu regazo.  Porque el hijo ultraja al padre,  la hija se alza contra su madre,...

Mujer, ahí tienes a tu hijo

  Meditación sobre Jn 19,25-30 Nos dice San Juan:  Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca». Para que se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. El Crucificado ya está completamente despojado. El Espíritu Santo nos dice que todo ha sido para que cumpliese el designio de Dios. También para que se cumpla la Escritura va a tener lugar el encuentro entre Jesús y su Madre:  Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María mujer de Clopás y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”....

Yo soy la Vid verdadera

Meditación sobre Jn 15,1-8 Los  Profetas  de Israel recurren a distintas imágenes para expresar, en la medida de lo posible, el amor de Dios por su pueblo. Una de estas es la imagen de la viña: Dios es el viñador e Israel es su  viña exquisita . Página conmovedora es la canción de la viña del profeta Isaías: Voy a cantar a mi amigo la canción de su amor por su viña. Una viña  tenía mi amigo  en un fértil otero. La cavó y despedregó, y la plantó de cepa exquisita. Edificó una torre en medio de ella, y además excavó en ella un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio  agraces . Ahora, pues, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, venid a juzgar entre mi viña y yo: ¿Qué más se puede hacer ya  a mi  viña, que no se lo haya hecho yo? Yo esperaba que diese uvas. ¿Por qué ha dado  agraces ? Qué admirable alabanza dirige a la casa Israel el canto de la viña. Cómo nos revela el profeta el amor que ha derrochado el Viñador en su viña. Qué pena que l...

Yo soy el buen Pastor

  Meditación sobre Jn 10,11-21 Para revelarnos el amor de Dios por su pueblo, los profetas de Israel utilizan diversas imágenes. Todas son preciosas. Una de las mas frecuentes es la imagen del pastor y su rebaño. A este horizonte pertenece este oráculo que nos ha dejado el profeta Ezequiel en el capítulo 34. Magnífico capítulo: Porque así dice el Señor Yahveh: “Aquí estoy Yo; Yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él. Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré Yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y brumas. Las sacaré de en medio de los pueblos, las reuniré de los países, y las llevaré de nuevo a su suelo. Las pastorearé por los montes de Israel, por los barrancos y por todos los poblados de esta tierra. Las apacentaré en buenos pastos, y su majada estará en los montes de la excelsa Israel. Allí reposarán en buena majada; y pacerán pingües pastos por los montes de ...