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Mostrando entradas de septiembre, 2025

Un pobre llamado Lázaro

 Meditación sobre Lc 16,19–31 En el capítulo 16 de su Evangelio San Lucas nos ha dejado una serie de enseñanzas de Jesús sobre las riquezas. Lo abre con la parábola del administrador infiel y, al terminar esta enseñanza, Jesús nos dice con fuerza: “Yo os digo: Haceos amigos con las riquezas injustas para que, cuando lleguen a faltar, os reciban en las eternas moradas”. Estas palabras de Jesús me parece que nos dan la clave de la parábola que le vamos a escuchar. He aquí un hombre que no escuchó el  “Yo os digo”  del Señor: “Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico; pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado”. Qué magnífica presentación. Para Jesús el pobre t...

El administrador infiel

 Meditación sobre Lc 16,1–9 La parábola que vamos a escuchar puede desconcertarnos; a veces, no entendemos la libertad de Jesús al expresarse y, otras veces, entendemos las parábolas, en las que Jesús busca darnos una enseñanza concreta –la punta de la parábola–, como alegorías. En esta parábola del administrador infiel el Señor da por supuesta la inmoralidad de la actuación de ese hombre. Decía también a sus discípulos: “Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: «¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando». El hombre rico ha prestado oído a las acusaciones y ya ha decidido despedir al administrador. El sabe que la decisión de su señor es irreversible: Se dijo a sí mismo el administrador: «¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no  puedo; mendigar , me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la a...

He ahí el Cordero de Dios

Meditación sobre Jn 1,29-39 Juan ha estado  bautizando en Betania, al otro lado del Jordán, donde nos ha dejado su primer testimonio sobre Jesucristo. En la línea del testimonio va a seguir: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: “He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Qué poderosa revelación de quién es Cristo Jesús y para qué ha venido al mundo nos deja el que, cuando los sacerdotes y levitas le preguntaron: «¿Quién eres tú? ¿Qué dices de ti mismo?» respondió: «Yo soy  voz del que clama en el desierto:  Rectificad  el camino del Señor,  como dijo el profeta Isaías». Juan debió emocionarse al ver venir al Señor hacia él. Y de su corazón brota esa admirable confesión de fe: Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.    Quitar el pecado del mundo significa acogerlo en el amor obediente y humilde a su Padre Dios. Así se lo dirá Jesús a sus apóstoles en el Cenáculo, cuando esté a punto de encaminarse a la Pas...

Salió el sembrador a sembrar su semilla

Meditación sobre Lc 8,1-15 Jesús termina el emotivo encuentro con la pecadora arrepentida diciéndole a esta mujer:  “Tu fe te ha salvado. Vete en paz” . El Evangelio continúa: Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios. Le acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que los asistían con sus bienes. Qué grupo tan sorprendente. Estas mujeres de Galilea son grandes. Acompañarán a Jesús hasta Jerusalén, estarán junto a la Cruz y, en la mañana de la Resurrección, serán testigos de que el sepulcro está vacío, que el anuncio del Señor era muy verdadero, que con Él ha venido el Reino de Dios al mundo y la muerte ha perdido su poder. El evangelista continúa: Como se reunió mucha gente, e iban hacia Él de todas las ciudad...

El traje de boda

 Meditación sobre Mt 22,1–14 El Profeta Isaías, en el capítulo 25 de su libro, nos ha dejado un magnífico canto de triunfo. Comienza con la alabanza a Dios: Yahveh, tú eres mi Dios, yo te ensalzo, alabo tu Nombre, porque has hecho maravillas y planes muy de antemano que no fallan. Qué alabanza tan preciosa. Qué habría escrito el gran Profeta Isaías si hubiera conocido el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Aunque me parece que, por lo que le vamos a escuchar ahora, Isaías intuía profundamente este Misterio. El Profeta nos va a revelar las maravillas que  Dios va a obrar: Preparará Yahveh Sebaot para todos los pueblos en este monte un convite de manjares frescos, convite de buenos vinos; manjares de tuétanos, vinos depurados. Y suprimirá en este monte el velo que cubre a todos los pueblos y el cobertor que cubre a todas las naciones. Destruirá para siempre la muerte   y enjugará el Señor Yahveh las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo d...

Yo les he dado tu Palabra

Meditación sobre Jn 17,9-19 La oración de Jesús en el Cenáculo se convierte en intercesión por los que el Padre le ha dado: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío, y he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y  Yo voy  a ti. Padre Santo, cuida en tu Nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros”. Jesús pide al Padre por sus discípulos, por los que le ha dado. Como Jesús vuelve al Padre y va a dejar en el mundo a sus discípulos, le pide que los guarde en su Nombre. Para que sean uno, como el Padre y Él son uno. Así Jesús será glorificado en ellos. Jesús continúa su oración. Ahora va pedir al Padre Santo nuestra alegría colmada: “Cuando estaba con ellos,  Yo cuidaba  en tu Nombre a los que me diste. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahor...

Jamás habló así hombre alguno

 Meditación sobre Jn 7,40-53 Jesús cierra su enseñanza en el Templo dejándonos una invitación poderosa: “Si alguno tiene sed, venga a mí; y beba el quien crea en mí. Como dice la Escritura, de sus entrañas brotarán ríos de agua viva”. La reacción de la gente: Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: “Este es verdaderamente el profeta”. Otros decían: “Este es el Cristo”. Pero otros replicaban: “¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?” Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. Ante la enseñanza del Señor, la pregunta clave es: ¿Quién eres? Las opiniones de la gente no tienen interés. A saber qué entendían cuando dicen que es el profeta y a saber qué idea tenían del Mesías. Ni las opiniones sobre Jesús de sus contemporáneos ni de las gentes de nuestro tiempo tienen el...

Si alguno tiene sed venga a mí

Meditación sobre Jn 7,33-39 Estamos en la fiesta judía de las Tiendas . Jesús enseña en el Templo. Ya ha dicho, de distintas maneras, que es Dios quien le envía. La cosa ha llegado a oídos de los fariseos, que se han alarmado, y el sanedrín ha enviado guardias para detenerlo. Esto abre espacio en el relato para que Jesús nos deje una poderosa revelación: Entonces Él dijo: “Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros; luego me iré al que me ha enviado. Me buscaréis y no me encontraréis; y adonde  Yo esté  vosotros no podéis venir”.    Se decían entre sí los judíos: “¿A dónde se irá éste que nosotros no le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos para enseñar a los griegos? ¿Qué es eso que ha dicho: «Me buscaréis y no me encontraréis», y «adonde yo esté, vosotros no podéis venir»?”   En estas pocas palabras Jesús nos deja su Misterio Pascual: la Última Cena, la Pasión, la Muerte y la Resurrección. El Hijo vuelve al Padre que le...