Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2025

La filiación divina del cristiano

Meditación sobre Rom 8,14-30 San Pablo acaba de decirnos que nosotros  somos deudores de Dios y de la vida que de Él recibimos; no somos deudores de la carne. En esta línea el Apóstol continúa: En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: “¡Abbá, Padre!” El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también herederos: herederos de Dios, coherederos de Cristo; con tal de que  padezcamos  con Él, para ser con Él también glorificados. Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros. Los hijos de Dios son los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios. Se dejan introducir en  el Misterio Pascual de Cristo, el misterio de su Pasión y Resurrección: padecer...

Habéis resucitado con Cristo

Meditación sobre Col 3,1-17 San Pablo nos ha dicho que en Cristo reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente. Y nos ha dicho también que, sepultados con Él por medio del Bautismo, también hemos sido resucitados con Él mediante la fe en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos. Con este horizonte seguimos escuchando al Apóstol: Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vida vuestra, se manifieste, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con Él. Qué misterio tan admirable. Qué designio tan asombroso tiene Dios para nosotros. ¿Por qué? Por el amor que nos tiene. No hay otra explicación. Nunca hay otra explicación. Por el amor que nos tiene, Dios nos ha enviado a su Hijo, y por el amor que nos tiene hará que llegue un día en el que  aparece...

Ricos ante Dios

Meditación sobre Lc 12,13-21 Nos dice San Lucas que, en cierta ocasión,  se habían reunido miles y miles de personas, hasta pisarse unos a otros , para escuchar la enseñanza de Jesús. Uno de los que están escuchando le interrumpe: “Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo”. Jesús le respondió: “Hombre, ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?” Y les dijo: “Mirad y guardaos de toda codicia porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes”. La primera enseñanza que Jesús nos deja lo hace con su modo de obrar, y hace referencia a lo que nos reveló en la sinagoga de Cafarnaúm: “He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado” . El Señor tiene claro que lo que no pertenece a ese hacer la voluntad del Padre que le ha enviado no le atañe. Con la respuesta a este hombre, Jesús nos dice: céntrate en la misión que Dios te ha encargado; vive desde la voluntad de Dios para ti;  desentiénd...

Os doy un mandamiento nuevo

  Meditación sobre Jn 13,33-38 Una vez que Judas ha salido del Cenáculo y se ha sumergido en las tinieblas de la noche –claro símbolo en San Juan de las tinieblas del mundo del pecado–, Jesús y sus discípulos se encuentran en un ambiente de intimidad familiar. En ese ambiente empieza Jesús a despedirse de los suyos. Lo hace de un modo extraordinariamente cariñoso: “Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde Yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros”. Jesús sabe exactamente lo que tiene que hacer. Sabe cuál es el camino que Dios quiere que recorra. Jesús obra movido por el amor y la obediencia a su Padre Dios. En el camino que Jesús tiene por delante sus discípulos no le pueden acompañar. Es un camino que tiene que recorrer  Él solo . Estamos en la hora escatológica; no es cuestión de afectos y sentimientos. Ahora nos deja su mandamiento. Qué hora tan decisiva en la histor...

Era de noche

M editación sobre Jn 13,21-32 Estamos en la Última Cena. Jesús, que sabe  que el diablo ya ha sugerido en el corazón de Judas, hijo de Simón, que lo entregue, anuncia a sus discípulos la traición del Iscariote. Lo va a hacer profundamente conmovido. Jesús se conmovió en su espíritu y declaró: “ En verdad en verdad  os digo que uno de vosotros me entregará” .  Los discípulos se miraban unos a otros sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hace una seña y le dice: “Pregúntale de quién está hablando”. Él,  recostándose  sobre el pecho de Jesús, le dice: “Señor, ¿quién es?” Le responde Jesús: “Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar”. Mojando, pues, el bocado, lo toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. Con qué delicadeza trata Jesús a Judas Iscariote: lo ha sentado a su mesa, le ha lavado los pies, le ha acogido en esa enseñanza tan preciosa que Jesús pronuncia después de...

Tercer Canto del Siervo

Meditación sobre Is 50,4-10 El Señor Dios. Con esta expresión, que resuena en todas las estrofas, se abre el Canto. El Siervo expresa la obra que el Señor Dios ha hecho en él. El Señor Dios me ha dado lengua de discípulo, para que haga saber al cansado una palabra alentadora. Cada mañana despierta mi oído, para escuchar como los discípulos. El Señor Dios le ha dado a su Siervo una misión bien determinada: que haga saber al cansado una palabra alentadora. Para eso le da lengua de discípulo y, para eso, cada mañana despierta su oído y le enseña a escuchar como los discípulos.    Una palabra especialmente alentadora es la invitación que Jesús nos dirigió en cierta ocasión: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y Yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. Este es el obrar del Señor Dios en su Hijo Jesús.  Tod...

Segundo Canto del Siervo

  Meditación sobre Is 49,1-6 El Señor, que ha manifestado su poder en la Creación y ha mostrado sus designios de Salvación con los hechos realizados en la historia, anuncia una nueva etapa en sus acciones para salvar a los hombres. En esa tarea, desempeñará una función decisiva el Siervo de Dios. Escuchémosle: ¡Escuchadme, islas!  ¡Poned atención, pueblos lejanos!  El Señor me ha llamado desde el seno materno,  desde las entrañas de mi madre  ha pronunciado mi nombre.  Qué importancia tiene, en los Cantos del Siervo, la elección de Dios, la llamada a su Siervo desde el seno materno, el pronunciar su nombre desde las entrañas de su madre. Todo en la vida del Siervo responderá a esta vocación y a la misión que Dios le encarga. El Siervo del Señor invita a las islas a escucharle, a los pueblos lejanos a poner atención.     ¿Por qué esta invitación a escucharle, esa insistencia en que pongamos atención, y la revelación de que Dios le ha eleg...

Primer Canto del Siervo

  Meditación sobre Is 42,1-9 En el Nuevo Testamento, y en la tradición cristiana, la figura del Siervo se ha entendido en sentido mesiánico: Cristo Jesús, Rey y Profeta, es el verdadero Siervo del Señor. Con este horizonte meditamos este Canto. Estas primeras estrofas no pueden ser más profundas ni más bonitas. Solo el Hijo de Dios hecho hombre puede hacer honor a estas palabras, como se manifestará en el Bautismo del Señor. He aquí mi Siervo a quien yo sostengo,  mi elegido en quien se complace mi alma.  He puesto mi Espíritu sobre él:  dictará ley a las naciones. Qué preciosidad. El Siervo del Señor es el elegido al que Dios sostiene; en él se complace su alma y en él ha puesto su Espíritu. El Siervo es el encargado de llevar la ley de Dios a las naciones.    San Mateo nos dice que esta página de las Escrituras de Israel se cumplió el día en que Jesús fue a ser bautizado por Juan en el Jordán: Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrie...