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Mostrando entradas de diciembre, 2025

El encuentro con la Samaritana

Meditación sobre Jn 4,1-42 El marco del encuentro con la samaritana: Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan –aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos–, abandonó Judea y volvió a Galilea. Tenía que pasar por Samaria. Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Estamos en el ámbito de la historia de los Patriarcas, una historia que, como todo en las Escrituras de Israel, culmina en Jesús. Juan se detiene en dos poderosos símbolos de vida: las aguas vivas y la luz del mediodía. Jesús, fatigado del camino, tiene sed. En este marco que el evangelista ha preparado con cuidado tiene lugar el encuentro con la Samaritana: Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: “Dame de beber”. Pues sus ...

Al llegar la plenitud de los tiempos

Meditación sobre Gal 3,26-4,11 Después de una reflexión sobre la Promesa que Dios hizo a Abraham y sobre la Ley, San Pablo nos dice que esa larga etapa de la Salvación culminó con la fe en Cristo Jesús: Pues todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay diferencia entre judío y griego, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer, porque todos vosotros sois uno solo en Cristo Jesús. Si vosotros sois de Cristo sois también  descendencia  de Abrahán, herederos según la Promesa. Qué palabras tan esperanzadoras. La fe en Cristo Jesús, que se perfecciona al ser bautizados en Cristo, nos reviste de Cristoy nos hace hijos de Dios. Ahora todos somos uno solo en Cristo Jesús.    Todo lo que para el mundo es esencial –causa de tantas divisiones y guerras– es, para el Apóstol, anecdótico. Para Pablo no hay más que un principio de unidad que es Cristo Jesús. Para el cri...

El encuentro con la pecadora

Meditación sobre Lc 7,36-50 El relato que Lucas nos ha dejado del encuentro de Jesús con la mujer pecadora es conmovedor. El Espíritu Santo, con la colaboración de los Profetas, ha grabado en el corazón de esta mujer el sello del Israel fiel: la conciencia del propio pecado y la seguridad de que su Dios es grande en perdonar. Escuchemos el relato: Un fariseo le rogó que comiera con él, y entrando en la casa del fariseo se puso a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume y, estando detrás de Él, a sus pies, llorando, comenzó a bañar con lágrimas sus pies y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies y los ungía con el perfume. Esta mujer conoce a Jesús. Del modo que sólo el Espíritu Santo sabe, esta mujer ha adquirido la certeza de que en Jesús de Nazaret ha venido al mundo la misericordia de Dios. Y va a su encuentro. Sabe que el Señor entenderá el lenguaje del fra...

¡Señor, señor, ábrenos!

Meditación sobre Mt 25,1-13 La  parábola que vamos a escuchar deja en el corazón un regusto de tristeza. Pero no hay que olvidar que es una parábola y lo importante es el mensaje, la punta de la parábola que busca clavarse en nuestro corazón: la invitación a velar porque no sabemos el día ni la hora. Todo lo demás está al servicio de esta invitación. El comienzo de la parábola hay que leerlo así: «Sucede con el Reino de los Cielos lo que sucede con diez vírgenes que ...» Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes que, con sus lámparas en la mano, salieron al encuentro del esposo.  Cinco  de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas no se proveyeron de aceite; mas las prudentes tomaron aceite en las  alcuzas  junto con sus lámparas. Como el esposo  tardara , se  adormilaron  todas y se durmieron.    Mas a media noche se oyó una voz: “¡Ya está aquí el esposo, salid a su encuentro...

La mirada de Dios

Meditación sobre Lc 1,26-33 La Sagrada Escritura se abre con el relato de la Creación. Cada uno de los días en los que el autor estructura su narración se cierra con las mismas palabras:  Y vio Dios que estaba bien . Cuando, para culminar su obra, Dios crea al ser humano, el libro del Génesis dice:  Vio Dios todo cuanto había hecho, y he aquí que estaba muy bien . La mirada de Dios se complace en su obra. Todo está muy bien, porque todo lo ha hecho Dios con Sabiduría y Amor; todo es muy bueno, porque todo ha brotado de su Corazón. El pecado transforma la mirada de Dios. El libro del Génesis nos dice en el capítulo sexto: Viendo  Yahveh cuánto había crecido la maldad del hombre sobre la tierra, y cómo todos sus pensamientos y deseos de su corazón no eran de continuo sino el mal, Yahveh se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra,  doliéndose  grandemente en su corazón. Qué palabras tan tristes. La obra que ha brotado del Corazón de Dios como un desbo...

Yo les he dado a conocer tu Nombre

Meditación sobre Jn 17,20-26 En el Evangelio de San Juan la oración en el Cenáculo es la puerta por la que Jesús entra en su Pasión. Escuchamos el final de esta admirable oración. Jesús ha estado intercediendo ante su Padre por sus apóstoles; ahora lo va a hacer por nosotros: “No ruego solo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como Tú, Padre, en mí y Yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado”. Jesús ruega al Padre por nosotros. Le pide que todos seamos uno. Pero es una unidad que no responde a programas sociológicos, culturales ni cosas por el estilo; es la unidad que tiene  su origen y fundamento en la comunión del Padre y el Hijo. Esta es la unidad que el Hijo ha venido a traernos. Fruto de esa unidad es que el mundo llegue a creer que Jesús es el enviado del Padre. En esta fe está la Salvación. En esta fe está la verdad fundamental y la clave del cristi...

El taller de Nazaret

Meditación sobre Jn 17,1-5 San Juan nos dice que el comienzo de la oración que Jesús dirigió a su Padre en el Cenáculo, justo antes de encaminarse al encuentro con la Cruz, fue así: Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: “Padre, ha llegado la Hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que Tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame Tú junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese”. Ha llegado la Hora. Jesús  termina su vida en la tierra. Le pide a su Padre que le glorifique para que Él pueda glorificar al Padre y pueda darnos la vida eterna a todos los que el Padre le ha dado. Y Jesús nos dice que la vida eterna es que conozcamos al Padre, el único ...

Padre, ha llegado la Hora

Meditación sobre Jn 17,1-8 En el Cenáculo, justo antes de salir al encuentro con la Cruz, Jesús se dirige a su Padre Dios en una intensa oración. Es una página única. En los Evangelios, Jesús nos habla mucho de su Padre; aquí Jesús habla con su Padre y le pide por Él mismo, por sus discípulos y por los futuros creyentes. Esta oración expresa los sentimientos con los que Jesús afronta su Pasión y es, según San Juan, la puerta por la que va ha entrar en el misterio que culminará en la glorificación del Padre, en su propia glorificación y en que pueda darnos la vida eterna. Esta oración de Jesús es una poderosa revelación: Así habló Jesús, y levantando los ojos al cielo dijo: “Padre, ha llegado la Hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que Tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesucristo”. Ha llegado la...