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Mostrando entradas de junio, 2025

Yo soy el Pan vivo

Meditación sobre Jn 6,48-59 Estamos en la sinagoga de Cafarnaún. Las palabras de Jesucristo  revelándonos  el misterio de la Eucaristía son de un realismo tan fuerte que  excluyen  cualquier interpretación en sentido figurado: “Yo soy el Pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;  éste  es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el Pan vivo bajado del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre; y el pan que  Yo le  voy a dar es mi carne, por la vida del mundo”. Qué palabras tan concisas y poderosas. Jesús se centra en la finalidad del obrar de la Santísima Trinidad, que es darnos la vida, la vida plena, la vida eterna. Es la vida que Jesús nos va a dar en la Eucaristía, porque Él es el Pan de vida, el Pan vivo bajado del cielo. Jesús sigue profundizando su revelación: Discutían entre sí los judíos y decían: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”    Jesús les dijo: “En ...

La blasfemia contra el Espíritu Santo

Meditación sobre Mc 3,20-30 Justo después de la elección de los Doce, Jesús vuelve con sus discípulos a Cafarnaúm: Llegados a casa, se aglomera otra vez la muchedumbre, tanto que ni podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues se decía: ‘Está fuera de sí’. Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: ‘Tiene a Beelzebul, y en virtud del príncipe de los demonios expulsa los demonios’. Quizá los parientes de Jesús estaban preocupados por las noticias que les llegaban de la carga de trabajo de Jesús, que no tenía tiempo ni para comer. Pero a Jesús eso no le afecta mucho. Cuando se disponía a curar a un ciego de nacimiento les comentó a sus discípulos: “ Tenemos que trabajar en las  obras del que  me  ha enviado  mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar”. Los escribas bajados de Jerusalén no pueden ser más innobles: en lugar de alegrarse porque algunos hombres hayan sido liberados de la posesión diabólica y...

Recibid el Espíritu Santo

Meditación sobre Jn 20,19-31 El primer encuentro de Jesús Resucitado con sus discípulos ocurrió, según San Juan, de esta manera: Al atardecer de aquel día, el siguiente al sábado, con las puertas del lugar donde se habían reunido los discípulos cerradas por miedo a los judíos, vino Jesús, se presentó en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”. Y dicho esto les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también Yo os envío”. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. Jesús muestra a sus discípulos las heridas de la Cruz. Esas llagas son, en el cuerpo del Resucitado, el testimonio de que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, que con sus heridas hemos sido curados. El Padre ha aceptado la ofrenda que Jesús le ha hecho de su ...

Embajadores de Cristo

Meditación sobre 2 Cor 5,10–21 Un rasgo muy de agradecer en San Pablo es que va siempre a lo esencial: Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba conforme a lo bueno o malo que hizo durante su vida mortal. Por tanto, conscientes del temor del Señor, tratamos de persuadir a los hombres, pues ante Dios estamos al descubierto. La vida mortal tiene una importancia extrema, porque es tiempo para preparar la comparecencia ante el tribunal de Cristo. Hacer el bien es la única inversión rentable en nuestra vida. Las palabras de Pablo llenan el corazón de paz: sé lo que tengo que hacer, y la gracia de Cristo no me va a faltar. Dios me conoce; ante Él estoy al descubierto; si tengo que pedirle perdón se lo pediré cuantas veces sea necesario. Así que, tranquilo y a la tarea, a pasar por este mundo haciendo el bien. Y a no descuidar los actos de contrición.    Las palabras de Pablo llenan el corazón del santo temor del Señor, del único temor digno...

El encuentro con el paralítico

Meditación sobre Mc  2,1-12 El  encuentro de Jesús con un paralítico tuvo una cierta nota de espectáculo. Sucedió en Cafarnaúm, en lo que fue la casa de Jesús durante el tiempo de misión en Galilea. Entró  de nuevo en Cafarnaúm. Al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y Él les anunciaba la Palabra. Qué sitio tan privilegiado es Cafarnaúm: allí resonó con particular abundancia la palabra del Verbo Encarnado; cuántas fueron las grandes obras de curación y liberación de demonios que Jesucristo realizó en esta pequeña ciudad. En Cafarnaúm había gente admirable. Vamos a conocer algunos. Es gente a la que no se les pone nada por delante con tal de que su amigo se encuentre con Jesús; gente que nos ha dejado un claro ejemplo de lo que es la verdadera amistad: llevar a nuestros amigos a encontrarse con Jesucristo. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder  prese...

Visitación de María a Isabel

Meditación sobre Lc 1,39-56 El ángel Gabriel termina su anuncio a María  revelándole : “Y ahí tienes a Isabel, tu pariente, que en su ancianidad ha concebido también un hijo, y la que llamaban estéril está ya en el sexto mes, porque para Dios no hay nada imposible”. Dijo entonces María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel se retiró de su presencia. A cogiendo la sugerencia del ángel,  María se pone en camino para visitar a su pariente Isabel. La Madre y el Hijo comienzan a recorrer los caminos de la tierra para llevar la Salvación a todos los hombres. Así será siempre. Los dos. La Madre y el Hijo juntos. Para el que los separa, se acabó el cristianismo. En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó con una gran ...

La subida de Jesucristo al Padre

  Meditación sobre Heb 9,11s San Juan nos dice que el encuentro de Jesús Resucitado con María Magdalena fue así: [María] se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré”. Jesús le dice: “María”. Ella se vuelve y le dice en hebreo: “Rabbuní” –que quiere decir: «Maestro»–. Dícele Jesús: “No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios”. Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras. Jesús da mucha importancia a que todavía no ha subido al Padre. Para llevar a plenitud la obra que Dios le ha encargado realizar, Jesús tiene que subir al Padre. La Carta a los Hebreos nos explica la razón de la Ascensión del Señor.    Est a Car...