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Mostrando entradas de enero, 2025

José, hijo de David

Meditación sobre Mt 1,18–25 San Mateo abre su Evangelio diciendo: Libro de la generación de Jesucristo,  hijo de David,  hijo de Abraham .  Luego sigue una larga genealogía, que termina diciendo:  Mattán engendró a Jacob,  y Jacob engendró a José, el esposo de María,  de la que nació Jesús, llamado Cristo. El evangelista se va a centrar en la generación de Cristo Jesús: La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto.     Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo...

Y el Verbo se hizo carne

  Meditación sobre Jn 1,1-18 Las Escrituras de Israel se abren diciendo:   En el principio creó Dios los cielos y la tierra .  El autor del primer relato de la Creación sitúa el principio de todo en el obrar creador de Dios; por eso la creación será el ámbito de revelación del Antiguo Testamento. Escuchemos ahora cómo abre San Juan su Evangelio: En el principio existía el Verbo,  y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.  Él estaba en el principio con Dios.  Todo se hizo por Él,  y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.  En Él estaba la vida,  y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en las tinieblas,  y las tinieblas no la vencieron. Ahora se trata del principio absoluto, del principio que hace referencia a la vida íntima de Dios. El misterio de la Santísima Trinidad es el horizonte de revelación del Nuevo Testamento. Así llevará a plenitud la poderosa revelación de las Escrituras de Israel. Después de una br...

San José

  Meditación sobre Mt 2,13-23 El evangelista Mateo termina el relato de la adoración de los magos diciendo: Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino . El relato continúa: Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle”. Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo . Dios Padre cuenta con José en esta hora dramática de la vida de su Hijo y de la Madre. Me parece que esta página de Mateo hay que entenderla a la luz de lo que nos revela el libro del Apocalipsis en el capítulo 12: Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de d...

Dios es Amor

  Meditación sobre 1 Jn 4,7-21 La revelación que vamos a escuchar ahora contiene una riqueza inagotable; son palabras que hay que meditar una y otra vez en la oración. Queridísimos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.  Dios que es Amor. El Dios de los cristianos no es un sujeto solitario, mudo porque no tiene con quién hablar, y ajeno al amor porque no tiene a quien querer; un individuo encerrado en sí mismo desde toda la eternidad. Dios es comunión familiar de Personas. Por eso el camino que nos lleva al Dios que es Amor, es un camino que se recorre amando –no hay otro modo–; es el camino que recorren los hijos amados de Dios. San Juan nos invita a recorrer ese camino. La Carta continúa: En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene, en que Dios envió al mundo a su Hijo Único para que recibiéramos por Él la vida.  En esto consiste el amor: no en ...

El agrado de Dios

  Meditación sobre 1 Cor 10,1-14 Pablo ha terminado el capítulo anterior aplicando a su propia vida la práctica del mundo de los  atletas, que se privan de todo por una corona corruptible:  Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado. Pablo no se fía de su cuerpo. Sabe que, incluso habiendo proclamado el Evangelio a otros, puede resultar descalificado. Ahora va a comentar esta última palabra. Pablo advierte a los cristianos de Corinto –y nos advierte a nosotros– que es muy real el peligro de ser reprobado; lo demuestran no pocos ejemplos de la historia de Israel. No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar; y todos fueron bautizados en Moisés, por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma ...