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Los nombres de Jesucristo

Meditación sobre Ap 1,1-8 El  libro del Apocalipsis se abre con un prólogo: Revelación de Jesucristo; se la concedió Dios para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto; y Él envió a su Ángel para dársela a conocer a su siervo Juan, el cual ha atestiguado la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo: todo lo que vio. Bienaventurado el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía y guarden lo escrito en ella, porque el Tiempo está cerca. Quien propiamente hace la revelación es Dios mismo, el cual manifiesta en ella su plan de salvación del mundo. Todo tiene su origen en Dios y en Jesucristo. Dios la transmitió a su Hijo Jesucristo con el encargado de que la  comunicase , mediante su Ángel, a su siervo Juan. Solo así podemos tener acceso al contenido de esta profecía que es el libro del Apocalipsis. En líneas generales este es el esquema de los Evangelios.    Por querer  de Dios  y  de Jesucristo , Juan ha sido elegido para man...
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Yo soy el Pan vivo

Meditación sobre Jn 6,48-59 Estamos en la sinagoga de Cafarnaún. Las palabras de Jesucristo  revelándonos  el misterio de la Eucaristía son de un realismo tan fuerte que  excluyen  cualquier interpretación en sentido figurado: “Yo soy el Pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;  éste  es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el Pan vivo bajado del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre; y el pan que  Yo le  voy a dar es mi carne, por la vida del mundo”. Qué palabras tan concisas y poderosas. Jesús se centra en la finalidad del obrar de la Santísima Trinidad, que es darnos la vida, la vida plena, la vida eterna. Es la vida que Jesús nos va a dar en la Eucaristía, porque Él es el Pan de vida, el Pan vivo bajado del cielo. Jesús sigue profundizando su revelación: Discutían entre sí los judíos y decían: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”    Jesús les dijo: “En ...

La mirada de Dios

Meditación sobre Lc 1,26-33 La Sagrada Escritura se abre con el relato de la  Creación . Cada uno de los días en los que el autor estructura su narración se cierra con las mismas palabras:  Y vio Dios que estaba bien . C uando, para culminar su obra, Dios crea al ser humano, el libro del Génesis dice:  Vio Dios todo cuanto había hecho, y he aquí que estaba muy bien . La mirada de Dios se complace en su obra. Todo está muy bien, porque todo lo ha hecho Dios con Sabiduría y Amor; todo es muy bueno, porque todo ha brotado de su Corazón. El pecado transforma la mirada de Dios. El libro del Génesis nos dice: Viendo  Yahveh cuánto había crecido la maldad del hombre sobre la tierra, y cómo todos sus pensamientos y deseos de su corazón no eran de continuo sino el mal, Yahveh se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra,  doliéndose  grandemente en su corazón. Qué palabras tan tristes. La obra que ha brotado del Corazón de Dios como un desbordarse de su bonda...

La blasfemia contra el Espíritu Santo

Meditación sobre Mc 3,20-30 Justo después de la elección de los Doce, Jesús vuelve con sus discípulos a Cafarnaúm: Llegados a casa, se aglomera otra vez la muchedumbre, tanto que ni podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues se decía: ‘Está fuera de sí’. Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: ‘Tiene a Beelzebul, y en virtud del príncipe de los demonios expulsa los demonios’. Quizá los parientes de Jesús estaban preocupados por las noticias que les llegaban de la carga de trabajo de Jesús, que no tenía tiempo ni para comer. Pero a Jesús eso no le afecta mucho. Cuando se disponía a curar a un ciego de nacimiento les comentó a sus discípulos: “ Tenemos que trabajar en las  obras del que  me  ha enviado  mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar”. Los escribas bajados de Jerusalén no pueden ser más innobles: en lugar de alegrarse porque algunos hombres hayan sido liberados de la posesión diabólica y...

El taller de Nazaret

Meditación sobre Jn 17,1-5 San Juan nos dice que el comienzo de la oración que Jesús dirigió a su Padre en el Cenáculo, justo antes de encaminarse al encuentro con la Cruz, fue así: Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: “Padre, ha llegado la Hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que Tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame Tú junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese”. Ha llegado la Hora. Jesús  termina su vida en la tierra. Ha sido una vida de trabajo. Hasta el bautismo en el Jordán trabajó la madera en el taller de Nazaret; después, hasta la Pasión, trabajó la palabra por los caminos de Galilea; y, por último, el trabajo por excelenci...

Recibid el Espíritu Santo

Meditación sobre Jn 20,19-31 El primer encuentro de Jesús Resucitado con sus discípulos ocurrió, según San Juan, de esta manera: Al atardecer de aquel día, el siguiente al sábado, con las puertas del lugar donde se habían reunido los discípulos cerradas por miedo a los judíos, vino Jesús, se presentó en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”. Y dicho esto les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también Yo os envío”. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. Jesús muestra a sus discípulos las heridas de la Cruz. Esas llagas son, en el cuerpo del Resucitado, el testimonio de que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, que con sus heridas hemos sido curados. El Padre ha aceptado la ofrenda que Jesús le ha hecho de su ...

Os conviene que Yo me vaya

Meditación sobre Jn 16,1-15 La conversación de Jesús con sus discípulos en el Cenáculo es una larga despedida. Se acerca el final. El corazón de sus discípulos se llena de tristeza. ¿Qué va a ser de ellos sin su Maestro? Qué hora tan dolorosa para los apóstoles. Después de tres años de convivencia estrecha, ahora el Señor les va a dejar. ¿Qué será su vida sin Él? ¿Qué será de ellos en un mundo que los odia y los va a perseguir con saña, como Jesús les acaba de decir con terrible claridad, y como comprobarán pocas horas después en la Pasión? Jesús termina su revelación sobre el mundo del odio con unas palabras terribles: “Os he dicho todo esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas; más aún: llega la hora en la que todo el que os dé muerte pensará que hace un servicio a Dios. Y esto os lo harán porque no han conocido a mi Padre, ni a mí. Pero os he dicho estas cosas para que cuando llegue la hora os acordéis de que ya os las había anunciado. No os dije esto desde e...