Meditación sobre Jn 4,1-42 El marco del encuentro con la samaritana: Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan –aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos–, abandonó Judea y volvió a Galilea. Tenía que pasar por Samaria. Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Estamos en el ámbito de la historia de los Patriarcas, una historia que, como todo en las Escrituras de Israel, culmina en Jesús. Juan se detiene en dos poderosos símbolos de vida: las aguas vivas y la luz del mediodía. Jesús, fatigado del camino, tiene sed. En este marco que el evangelista ha preparado con cuidado tiene lugar el encuentro con la Samaritana: Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: “Dame de beber”. Pues sus ...
Meditación sobre Gal 3,26-4,11 Después de una reflexión sobre la Promesa que Dios hizo a Abraham y sobre la Ley, San Pablo nos dice que esa larga etapa de la Salvación culminó con la fe en Cristo Jesús: Pues todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay diferencia entre judío y griego, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer, porque todos vosotros sois uno solo en Cristo Jesús. Si vosotros sois de Cristo sois también descendencia de Abrahán, herederos según la Promesa. Qué palabras tan esperanzadoras. La fe en Cristo Jesús, que se perfecciona al ser bautizados en Cristo, nos reviste de Cristoy nos hace hijos de Dios. Ahora todos somos uno solo en Cristo Jesús. Todo lo que para el mundo es esencial –causa de tantas divisiones y guerras– es, para el Apóstol, anecdótico. Para Pablo no hay más que un principio de unidad que es Cristo Jesús. Para el cri...