Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2024

La vida nueva en Cristo

  Meditación sobre Ef 4,17-32 San Pablo nos acaba de decir que la finalidad de la vida del cristiano es que, viviendo la verdad con caridad, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza, Cristo . Con este entusiasmante horizonte escuchamos al Apóstol. Por lo tanto, digo y testifico esto en el Señor: que ya no viváis como viven los gentiles, en sus vanos pensamientos, con el entendimiento oscurecido, ajenos a la vida de Dios a causa de la ignorancia en que están por la ceguera de sus corazones. Los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas. Qué escena tan penosa. Están ajenos a la vida de Dios y, como consecuencia, han perdido el sentido moral y se han entregado a todo tipo de libertinaje. Como viven ajenos a Dios, que es la Luz, tienen el entendimiento oscurecido y el corazón ciego; viven en la ignorancia por excelencia, que es no conocer a Dios. Qué triste que puedan llegar a ese estado unas p...

Vivos para Dios en Cristo Jesús

  Meditación sobre Rom 6,1-11 San Pablo acaba de decirnos: Pero Dios demuestra su amor hacia nosotros porque, siendo todavía pecadores, Cristo murió por nosotros. Con este horizonte escuchamos cómo obra el amor de Dios en nosotros: ¿Qué diremos, pues? ¿Que debemos permanecer en el pecado para que la gracia se multiplique? ¡De ningún modo! Los que hemos muerto al pecado ¿cómo seguir viviendo en él? ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con Él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si hemos sido injertados en Él con una muerte como la suya, también lo seremos con una resurrección como la suya; sabiendo esto: que nuestro hombre viejo fue crucificado con Él para que fuera destruido el cuerpo del pecado, a fin de que ya nunca más sirvamos al pecado. Quien mue...

Pero Dios, que es rico en misericordia, ...

  Meditación sobre Ef 2,1–10 Después de la admirable revelación que el Apóstol nos ha dejado en el primer capítulo de la Carta acerca del designio salvador de Dios centrado en Jesucristo, San Pablo continúa: Y vosotros estabais muertos por vuestros delitos y pecados, en los cuales un tiempo caminasteis conforme al espíritu de este mundo, conforme al príncipe del poder del aire, el espíritu que actúa ahora en los hijos de la rebeldía; entre los cuales también nosotros todos nos hallamos en otro tiempo, en manos de la concupiscencia de nuestra carne, siguiendo los deseos de la carne y de los malos pensamientos, puesto que éramos por naturaleza hijos de la ira como los demás.  San Pablo es claro: tanto los efesios –gentiles– como los judíos estaban todos en poder de la muerte, hechos hijos de la rebeldía e hijos de la ira, sometidos al poder del príncipe de este mundo, y siguiendo los deseos de la carne. No había salida. La muerte tenía la última palabra. Hasta que intervino la m...

El testimonio de Dios

Meditación sobre 1 Jn 5 A punto de terminar su evangelio, San Juan dice:  Muchos otros signos hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no han sido escritos en este libro. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su Nombre. La finalidad y la razón de todo lo que ha escrito, nos dice el Apóstol, es la fe; la fe en Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios. Fruto de esa fe, la filiación divina, la vida en su Nombre. Con este horizonte escuchamos el último capítulo de su primera Carta. Todo el que cree que Jesús es el Cristo, de Dios ha nacido; y todo el que ama al que engendró, ama también al que ha nacido de Él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos, porque todo el que ha nacido de Dios, vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al m...