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Mostrando entradas de octubre, 2023

También Cristo padeció por vosotros

Meditación sobre 1 Pe 2,18-25 San Pedro dirige su Carta a los cristianos que vivían en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia. A los que eran esclavos les dice:  Los siervos sed sumisos con todo respeto a vuestros dueños, no sólo a los buenos e indulgentes, sino también a los severos. Porque es gracia que uno, por consideración a Dios, soporte penas sufriendo injustamente. Pues, ¿qué gloria hay en soportar los golpes cuando habéis faltado? Pero si obrando el bien soportáis el sufrimiento, eso es agradable a los ojos de Dios. Pues para esto fuisteis llamados. ¿Cómo puede ser gracia y cosa agradable a los ojos de Dios el soportar las penas injustas? La respuesta que San Pedro nos va a dar es clara: así obró Jesucristo. La única referencia de la vida del cristiano es Jesucristo. Por pura gracia de Dios hemos sido llamados para vivir la vida de Cristo, para recorrer los caminos que Él ha recorrido. Hay muchos caminos en este mundo donde no encontraremos las huellas de Cristo; son los cami...

A mí me lo hicisteis

Meditación sobre Mt 25,31-46 Justo antes de encaminarse a la Pasión Jesús nos revela lo que va a ser el Juicio Final, el Día que hará entrar a todas las cosas en el orden de la justicia divina. Esta venida de Cristo al final de los tiempos relativiza todo lo mundano y nos lleva a centrarnos en lo esencial.  “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregados delante de Él todos los pueblos, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda”.  Jesucristo es el Señor de la historia. Cuando venga en su gloria como Rey separará en dos grupos a todas las gentes congregadas delante de su Trono. Este separar recorre los Evangelios; así, por ejemplo, en la parábola de la red barredera, en la del trigo y la cizaña, en la de las vírgenes prudentes y las necias, y en tantos otros lugares. Con este sepa...

Quédate con nosotros

  Meditación sobre Lc 24,13–35 Estamos en el día de la Resurrección. Las mujeres de Galilea han estado en el sepulcro muy de mañana, y han informado de lo que han visto a los Once y a todos los demás. Los dos hombres a los que Jesús les va a salir al encuentro forman parte del grupo de los discípulos. Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban velados para que no le conocieran. Él les dijo: “¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?” Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: “¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?” Él les dijo: “¿Qué cosas?”  Por mucho que estos dos hombres discutan entre ellos no van a conseguir nada. No van a supe...

Se despojó de Sí mismo

Meditación sobre Jn 19,16-24 Después de obligar a los sumos sacerdotes a declarar: “No tenemos más rey que el César” , Pilato les entregó a Jesús para que fuera crucificado. El relato de la Pasión continúa: Tomaron, pues, a Jesús y Él, cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí lo crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad y estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: “No escribas: «El Rey de los judíos», sino: «Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos»”. Pilato respondió: “Lo que he escrito, lo he escrito”.  La profundidad de esta escena la expresa admirablemente el himno de la Carta a los Filipenses cuando, i...

Los caminos de Jesús

Meditación sobre Lc 24,1-12 San Lucas termina el relato de la Pasión del Señor diciéndonos que las mujeres, que habían venido con Jesús desde Galilea, vieron el sepulcro y cómo era colocado el cuerpo de Jesús; cuando todo terminó regresaron, prepararon aromas y mirra, y el sábado descansaron según el precepto. El relato continúa: El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo: «Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite»”...