Meditación sobre Mc 3,31-35 Después del encuentro de Jesús con la samaritana los discípulos, que han ido al pueblo a comprar comida, se preocupan de que Jesús coma algo. El Señor les paga ese interés con una poderosa revelación: Los discípulos le insistían diciendo: “Rabbí, come”, pero Él les dijo: “Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis”. Los discípulos se decían unos a otros: “¿Le habrá traído alguien de comer?” Les dice Jesús: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” . Jesús nos deja su biografía en unas pocas palabras. Él es el enviado del Padre, y hacer la voluntad del Padre es lo que da sentido y valor a su vida. En Belén, en el taller de Nazaret, predicando en las sinagogas de Galilea, en la Cruz, en el Sagrario, Jesús está cumpliendo la voluntad de su Padre y llevando a cabo su obra. Ése es su alimento, y es lo que da valor Redentor a su vida. Con el horizonte de estas palabras del Señor escuchemos lo que sucedió en Cafarn...
Meditaciones para amigos