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Mostrando entradas de agosto, 2023

Las mujeres de Galilea

Meditación sobre el Evangelio de San Lucas  Después de relatarnos el encuentro de Jesús con la pecadora arrepentida, San Lucas nos dice: Y aconteció luego de esto que recorrió Él una tras otra las ciudades y aldeas predicando y anunciando el Evangelio del Reino de Dios. Con Él iban los Doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, la llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios, y Juana, la mujer de Cuza, procurador de Herodes, y Susana, y otras muchas, las cuales le servían de sus bienes. Qué tierra tan privilegiada es Galilea. En Galilea se encarnó el Hijo de Dios, allí vivió la Sagrada Familia tantos años, y en esa región comenzó Jesús a proclamar la Buena Nueva de Dios. Ninguna otra tierra en el mundo ha tenido una relación tan estrecha con el Señor. Los escrituristas que conocen bien esta región  consideran que ha dejado una huella profunda en Jesús, y que sus parábolas se adaptan admirablemente a Galilea: ...

¡Oh mujer, grande es tu fe!

Meditación sobre Mt 15,21-28 Enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús nos revela:  “Nadie puede venir a mí si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y Yo le resucitaré el último día" .  El que se deja atraer por el Padre comprende que lo que le mueve a enviarnos a su Hijo es la compasión: Dios, que no puede padecer, puede compadecer; y se compadece de su criatura sometida al poder de Satanás. La madre que vamos a ver venir al encuentro de Jesús, mujer de carácter, sabe que el Señor, el Hijo de David, ha venido al mundo a liberar a su hija, que está poseída por el demonio. Por eso trata a Jesús con una admirable combinación de insistencia, veneración, y confianza: Después que Jesús salió de allí, se retiró a la región de Tiro y Sidón. En esto una mujer cananea, venida de aquellos contornos, se puso a gritar diciendo: “¡Señor, Hijo de David, apiádate de mí! Mi hija está poseída cruelmente por el demonio”. Pero Él no le contestaba palabra. Los discípulos se le acercaron y le...

Padre nuestro

Meditación sobre Mt 6,7–15 En el Sermón del Monte, en el corazón de una serie de enseñanzas sobre la limosna, la oración y el ayuno, Jesús nos dice: “Y al orar no empleéis muchas palabras como los gentiles, que se figuran que por su locuacidad van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo”.  La nuestra es la oración de los hijos; rezamos a nuestro Padre que nos quiere y nos conoce. Por eso la enseñanza del Señor: “ Vosotros, pues, orad así:  Padre nuestro que estás en los cielos,  santificado sea tu Nombre;  venga tu Reino;  hágase tu voluntad,  como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy;  y perdónanos nuestras deudas,  como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación,  mas líbranos del mal”.  Para introducirnos en su oración, para que podamos llamar a su Padre «Padre nuestro» ha venido el Hijo de Dios...